Elegir o seguir recto

Es difícil tener que elegir, si sabes que cualquier elección hiere a otra persona. El efecto mariposa, pero de corta distancia.

¿A quién quieres más, a tu papá o a tu mamá? Bien, pues ahora has de asesinar a uno de ellos con tus propias manos.

Cada gesto es una pena, una amargura para el alma de alguien a quien quiero. Solo puedo ir recto, porque si me desvío lo más mínimo hacia cualquier lado, mueren almas inocentes. Si mantengo un perfecto equilibrio, sólo muero yo. Un poco. ¿A quién no le compensaría? Prefiero no respirar.

No me guía un sentimiento de bondad. Es el sendero solitario de quién sólo quiere vivir y dejar vivir, incluso morir y dejar vivir. De quien no pide nada más a nadie. No quiero tener una vida en cada mano y tener que elegir, simplemente.

Así, sigo recto. Intentando que el tiempo pase despacio hasta que algo cambie y la elección no sea mía. Pasar a ser espectador de la ejecución, y no el verdugo que elige una víctima y salva un culpable. Que pase algo. Quizás papá tenga la dignidad de suicidarse. Socorro, Deus ex machina. Que ocurra algo mientras se me ocurre algo.

En todo caso, si muriendo salvo a alguien, moriré con una sonrisa. ¿Probamos?

2 comentarios:

la elfa dijo...

No es cierto, asi sufren todos. Y tambien mueren, pero lenta y dolorosamente... digo yo...

Frito, Huevo Frito dijo...

No elegir es en sí una elección. Y como toda elección, conlleva un duelo al que hay que enfrentarse, porque elegir es dejar morir al resto de las opciones, es perder la posibiliada de algo.
Así que puestos a elegir ¿porqué no eliges lo que de verdad te gustaría?